La Mirada Nómada es: aquella que observa a su alrededor, la que vé todo como novedad, la que guarda las imagénes porque sabe que el camino debe continuar.
La mirada, de un nómada, abierta al mundo que le rodea.

lunes, 24 de noviembre de 2008

NIÑEZ

En tu imagen
recuerdo de mi niñez
busco tu amor.


Me cuesta no imaginarme ese Dublín frío y triste, en color marengo que veía Joyce y que le obligó a marcharse y recordarlo para siempre, entre esquirlas de melancolía y tristeza.
Mi imaginación busca, en los espacios vacíos que se quedan entre los rayos del sol, ese tiempo que ya no existe pero que todo irlandés se empeñar en recordar al igual que Joyce. Mis ojos se cierran y sólo dejan entrever el brillo pétreo de la acera, los zapatos de las personas que pasan y el sonido de sus voces, tan distintas y lejanas, pero a la vez tan similares y cercanas.
De vez en cuando, descubro que alguien me mira, que me observa con detenimiento y piensa.
Pensará qué como un hombre tan grande va mirando al suelo todo el tiempo, encorvado, escondiéndose de sí mismo. Cuando él sea mayor irá erguido, con el rostro altivo y la mirada al frente, buscando en el infinito la esperanza para el siguiente paso. Sólo volteará su rostro al paso de una muchacha guapa que le caliente el corazón en estos días tan fríos y que únicamente mostrará sus encantos cuando sea correspondido por una tímida sonrisa.

La misma tímida sonrisa que se me escapa entre mis labios ahora, que me hace inclinar la cabeza para despedirme, como si fuera un viejo camarada que entendiera mis gestos al igual que yo los suyos. Como si aquel niño que se ha cruzado en mi camino, fuera el reflejo de mis oscuros deseos, de mis anhelos. Porque al igual que él quiere ser mayor, ser fuerte y soltarse de la mano de su madre, a mí me gustaría volver a ser niño, jugar con las baldosas de las aceras, sentir y mirar todo como nuevo, como un reto y que todo será un agradable futuro. Sentir otra mano caliente junto a la mía y saber que nunca me caeré, que pase lo que pase alguien estará a mi lado, que no volveré a estar solo y que no buscaré, en mi pasado, tu imagen.
Cierro un poco más los ojos, que sólo puedan vislumbrar la claridad de este día soleado y que me dejen aspirar el viento, ese viento tan frío que calienta mis pómulos hasta sentir que queman.
No quiero ver mi presente, sólo bucear en las imágenes de un pasado feliz, lleno de ilusiones y con un futuro tan grande que me era imposible abarcarlo, al igual que hoy el pasado se me escapa de entre los brazos y se hunde en el tiempo, desapareciendo.